El sellado de un envase es muy importante ya que es un factor que incide directamente en la calidad del mismo. Un sellado adecuado repercute tanto en la conservación y preservación de las características químicas del producto, la garantía de inviolabilidad y aumento de la vida útil, así como el tiempo de caducidad. Pero también garantiza una experiencia de uso positiva para el usuario.

¿Cuántas veces nos hemos encontrado ante un empaque que cuando conseguimos abrirlo esta se desgarra y rompe o el caso de empaques mal sellados?

El tipo de sellado no sólo debe adaptarse al producto que envasamos sino también al material que utilizamos en la fabricación del envase.
Parte del problema de experiencia de uso se soluciona con un correcto sellado del mismo, es decir, que durante el proceso de envasado del producto se ajusten las temperaturas y presiones óptimas, teniendo en cuenta el espesor de cada material.

Uno de los factores que influye en que este sellado del envase no se haga correctamente es la velocidad de producción. Ya que en los cambios de materiales y para no perder tiempo muchas veces no se realizan los ajustes necesarios para adecuarse al nuevo material debido a que priman los tiempos de producción.
El sellado térmico o termo sellado es el más utilizado en la industria del envasado por sus buenos resultados. Consiste en el proceso de soldado de un termoplástico a otro termoplástico u otro material aplicando calor, a un tiempo y a una presión determinada. Normalmente se utilizan placas de soldadura o barras de soldadura para aplicar el calor en zonas específicas del envase. En la fabricación de bolsas u otros formatos flexibles se utiliza este sellado en la soldadura perimetral y en el sellado de los extremos.

Ya hemos dicho que un sellado correcto es fundamental para garantizar una buena experiencia de uso de los consumidores. Evidentemente, que el envase de un producto conserve correctamente sus cualidades es un objetivo primordial. Pero, además la facilidad de manipulación o usabilidad ocupa un lugar muy importante en la mente del consumidor.

Para alargar la vida útil de un producto es imprescindible frenar los efectos de los agentes que lo deterioran, como puede ser la luz, la humedad, la temperatura y el oxígeno. Utilizar materiales barrera para fabricar los envases, así como cuidar el sellado de los mismos es fundamental para evitarlo.

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